domingo, 8 de septiembre de 2019

Mansfield Park de Jane Austen


MANSFIELD PARK.

Autora: Jane Austen.
Editorial: Penguin Clásicos.
Traducción: Miguel Martín.
Páginas: 568.
ISBN: 978-84-9105-169-5.
Precio: 11,95€.
Link: Casa del Libro 


Las necesidades y la escasez económica que sufren los miembros de la empobrecida familia Price van en aumento a medida que tienen hijos y cada vez les es más complicado administrar el poco dinero del que disponen. Conscientes de esta inaguantable situación, la hermana de la señora Price y su marido optan por acoger en la mansión de Mansfield Park a Fanny Price con el propósito de aliviar la carga de sus parientes. La joven Fanny recibe este abrumador cambio de vida con cierto temor y vergüenza ante las perspectivas y las obvias diferencias entre ella y sus primos y primas. Sabe que nunca estará al mismo nivel y el transcurso del tiempo le da la razón, pues la educación y el trato que recibe en la lujosa casa distan mucho de ser iguales, colocándola siempre en un escalón inferior y sin gozar de tantos privilegios. El único que la tiene en consideración y que le muestra su cariño y respeto es su primo Edmund, hacia el que Fanny siente una profunda y sincera admiración y al que convierte en su modelo a seguir. Esta comprensión mutua y su pacífica forma de ser permiten que la muchacha se adapte y acepte con gratitud el favor que se le ha otorgado y que disfrute de la tranquilidad del entorno. Sin embargo, esa paz que tanto adora se ve pronto amenazada por la llegada de Mary y Henry Crawford, dos hermanos que alteran por completo el orden con sus juegos y maneras y que modifican las emociones de todos. La influencia de los Crawford es inmediata y solo Fanny, con su serenidad y capacidad de observación, advierte las verdaderas intenciones de los nuevos integrantes del grupo, pero poco puede hacer para que el resto abra los ojos. Han entrado en un terreno fangoso del que difícilmente podrán salir limpios.     

Con la agudeza e ironía tan características de Jane Austen, en la presente obra pueden encontrarse un despliegue de temas puramente sociales que la autora critica a través de la conducta de sus personajes. De esta manera, la historia refleja aspectos que van desde las diferentes clases de amor que existen hasta el tipo de moralidad imperante en aquella época, pasando por el eje central alrededor del cual orbitan las novelas de la escritora y que no es otro que el matrimonio. Partiendo de este último, a lo largo de las páginas se desarrolla la visión que se tenía de los enlaces y de la poca o nula relevancia que se le otorgaban al amor, a la afinidad entre las parejas así como a los sentimientos en general a la hora de aceptar un compromiso. De hecho, queda bien patente que ni la personalidad ni el físico eran importantes, sino que lo primordial era conseguir un partido con una renta elevada y una posición social que beneficiase tanto a las personas que iban a contraer nupcias como a las respectivas familias. Por lo tanto, las ideas y la verdadera forma de ser debían ocultarse con el propósito de ofrecer una imagen que resultase atractiva al candidato o la candidata en cuestión, algo que Austen señala en el libro con el siguiente discurso:

"...no hay uno entre cien, de uno u otro sexo, que no sea engañado en el matrimonio. Por dondequiera que mire, veo que es así; y comprendo que así tiene que ser al considerar que, de todas las transacciones, es en ésta donde cada uno espera el máximo del otro y procede con menos honradez."

Asimismo, como ya he subrayado, se pone en tela de juicio ese pensamiento moralista bajo el cual se emitían opiniones prejuiciosas y extremadamente volubles que dejaban entrever la hipocresía de una sociedad cerrada. A partir de este punto, la escritora habla del papel de la mujer, de las imposiciones estrictas que una dama de buena cuna debía seguir, de la manera en la que se censuraba una idea que se salía de la norma establecida y de la facilidad con la que se tachaba de escandaloso o inapropiado cualquier comportamiento y divertimento que pudiese ser objeto de atención pública. Por descontado, la novela pone de relieve la marcada desigualdad existente entre las clases sociales baja, media-alta y alta, el impacto de la educación y los privilegios en los seres humanos, los diferentes estilos de vida de la ciudad y del campo y la decadencia de la religión. También expone el gran cambio que puede llegar a experimentar un persona enamorada, haciendo que su percepción de la realidad se distorsione y acabe dejando de lado sus ideales. 

"Te consideraba particularmente libre de terquedades, engreimientos y de toda propensión a ese espíritu de independencia tan extendido en estos tiempos modernos, hasta entre las jóvenes, y que en ellas resulta más ofensivo y desagradable que cualquier ofensa vulgar. Pero ahora me has demostrado que puedes ser terca y egoísta, que puedes y quieres decidir por tu cuenta, sin la menor deferencia hacia aquellos que tienen algún derecho a guiarte."

Este análisis se realiza por medio de los diálogos que mantienen los personajes y que representan el mayor grueso de la obra, dejando el espacio restante a las descripciones pertinentes y a la narración propiamente dicha. Por lo tanto, el hecho de que las conversaciones tengan tanto protagonismo contribuye a que el estilo narrativo sea más directo y un poco complejo dadas las estructuras que se empleaban en la era, aunque sigue siendo un lenguaje accesible que permite al lector adentrarse en la obra y conocer a fondo las opiniones de cada uno de los personajes. Además, la pluma tan sutil y atmosférica de Jane Austen junto al emplazamiento en el que transcurre la trama ayudan a crear un ambiente intimista y bucólico que compensa la mínima dificultad que pueda tener la novela. En lo que a ritmo se refiere, es pausado tanto en la introducción como en el desarrollo y se acelera un tanto en las páginas finales. No obstante, el cambio que se produce no supone un inconveniente para la historia pues la importancia de la misma recae en el camino recorrido y no en el desenlace de este. 

En cuanto a los personajes, son muy variopintas las personas que cruzan las puertas de Mansfield Park y que dejan una fuerte huella con sus personalidades tridimensionales. Al frente de la obra tenemos a Fanny Price, una joven tímida, reservada y escrupulosa que se dedica a observar lo que ocurre a su alrededor sin desvelar las conclusiones a las que llega ni la información que posee de primera mano. Se muestra muy susceptible a la conducta y a las opiniones del resto, en especial de su primo Edmund del que ha adoptado la forma de ver la vida. También suele someterse con facilidad a las órdenes que recibe y las acepta con estoicidad, aunque eso la perjudique y la haga sufrir. Sin embargo, juzga con demasiada dureza, no es propensa a admitir escusas y siente menosprecio y vergüenza ante el poco refinamiento de su madre y su padre. En otras palabras, es una protagonista con sentimientos extremos en la que se refleja el efecto de los convencionalismos sociales.

Por lo que respecta a los Bertram, Edmund es al que se le concede más voz y el que más influye en Fanny en todos los niveles. Es un hombre sosegado, afectuoso con las personas que le importan, que siempre está dispuesto a ayudar a los demás y absolutamente moralista. Considera que sus ideales son los correctos, pero estos se tambalean en el preciso instante en el que comienza a enamorarse y su conducta se vuelve contradictoria e impredecible, intentando justificar y corregir los fallos que cree percibir en la mujer con la que quiere casarse. En cuanto al resto de la progenie, son muy diferentes a Edmund tanto en su actitud como en su razonamiento. Tom, el primogénito, no es un dechado de virtudes y se inclina por las múltiples distracciones que le ofrece la vida de ciudad, olvidando con ello sus obligaciones y acarreando grandes deudas. Por su parte, Maria y Julia son el fruto de un exceso de privilegios que, en lugar de contentarlas, ha suprimido las ventajas de una buena educación y las ha convertido en seres caprichosos e inmaduros. Los otros dos miembros que hay que destacar son sir Thomas y lady Maria Bertram, una pareja que se complementa a la perfección por la total disparidad de sus caracteres. Sir Thomas es el típico cabeza de familia que se preocupa y ama a cuantos están bajo su protección, que desea lo mejor para ellos y que gobierna su casa con la rectitud intachable que su posición acomodada exige. Su evolución a lo largo de la novela es notable, produciéndose en él cambios con cada giro del destino. Mientras tanto, lady Maria es la representación máxima de la indiferencia y el conformismo, dejándose guiar por lo que le digan y modificando su punto de vista según convenga sin que eso le suponga ningún tipo de esfuerzo.
Esta personalidad es completamente opuesta a la de su hermana mayor, Mrs. Norris, puesto que la susodicha es una mujer de temperamento explosivo, manipuladora y egoísta a la que le encanta ser el centro de atención y que las cosas se hagan a su manera. El elevado sentimiento de superioridad es otro de los muchos rasgos que conforman su forma de ser, mirando por encima del hombro a Fanny por pertenecer a una clase social inferior y tratándola como tal.

Fuera del círculo familiar cabe resaltar el enorme protagonismo de Henry y Mary Crawford, pues estos dos hermanos son el epicentro de la transformación que se produce en cada uno de los habitantes de la mansión y simbolizan el choque entre el estilo de vida de la ciudad y del campo. Por un lado, Henry es un hombre sin escrúpulos, embaucador, con un nulo sentido de la responsabilidad y cuyo mayor divertimento consiste en embaucar a las mujeres por el placer de hacerlo y para aumentar su ego. Por otro, Mary es ambiciosa, avariciosa, coqueta, irónica y mortalmente sincera. Tiene el claro propósito de conseguir un matrimonio ventajoso con un hombre que posea la renta que ella estima necesaria y no duda un instante en expresar sus intenciones y férreas opiniones a cualquiera que la escuche. Dadas estas cualidades, tanto el uno como la otra terminan siendo objeto de duras críticas y censuras.     

En resumidas cuentas, Mansfield Park fue una muy grata sorpresa y quedé encantadísima con el libro. Ya he comentado en varias ocasiones que no esperaba gran cosa de ella porque las adaptaciones me habían disgustado mucho y las reseñas sobre la novela tampoco eran muy halagüeñas, así que me alegré cuando me descubrí disfrutando de la lectura. Jane Austen consigue transmitir cada una de sus observaciones desde la página uno, permitiendo que te adentres de pleno en la visión que ella tenía de esa sociedad opresora y que comprendas su funcionamiento a la perfección. Además, me fascinó el personaje de Mary Crawford con todo su desparpajo y honestidad extrema. Es cierto que no es precisamente amable y que puede decir cosas crueles y dañinas, pero es la única que se atreve a comunicar en voz alta los objetivos que todos trataban de alcanzar y por eso rompo una lanza en su favor. Lo último que me queda por añadir es que, a pesar de ese final un tanto precipitado y de lo nerviosa que me pusieron los protagonistas en algunos momentos, me gustó la obra y no puedo más que recomendarla.  

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